A un costado de la Iglesia principal dedicada a San Felipe, está un monumento a San Justino Orona (parroco de Cuquio) y a San Atilano Cruz (presbítero de Cuquio), quienes fueron asesinados a las 2 de la mañana del 30 de julio de 1928 al irrumpir en su paradero el ejército federal. Primero dispararon contra San Justino y luego contra San Atilano y el hermano de San Justino.
En esta población, cada año se lleva a cabo una caminata con rezos e imágenes desde el punto llamado "Las cruces" hasta la parroquia de Cuquio, en honor a estos dos Santos mexicanos, cuyos restos se veneran en el interior de la parroquia.
Al parecer, otro templo dentro de la población (a un par de cuadras de distancia del principal) se piensa dedicar a estos dos Santos en un futuro.